EL ARTE ES UNA MENTIRA QUE NOS HACE VER LA VERDAD
por Pablo Picasso[1]
No puedo comprender la
importancia que se da a la palabra investigación
en relación con la pintura moderna. A mi modo de ver, buscar no quiere
decir nada en pintura. Lo importante es encontrar. A nadie le interesa seguir a
un hombre que, con la mirada puesta en el suelo, se pasa la vida buscando la
cartera que la suerte puede ponerle en su camino. El que encuentre algo, sea lo
que fuere, aun sin buscarlo, despierta al menos nuestra curiosidad, si no
nuestra admiración.
Entre los varios pecados de que me acusan ninguno tan falso como el de
que mi objetivo fundamental de trabajo sea el espíritu de investigación. Mi objeto al pintar es mostrar
lo que he encontrado, no lo que estoy buscando. En el arte no basta con
intenciones y, como decimos en español: obras son amores y no buenas razones.
Lo que cuenta es lo que se hace y no lo que se tenía la intención de hacer.
Todos sabemos que el arte no es
la verdad. Es una mentira que nos hace ver la verdad, al menos aquella que nos
es dado comprender. El artista debe saber el modo de convencer a los demás de
la verdad de sus mentiras. Si en su trabajo sólo muestra que ha buscado y
rebuscado el modo de que le creyeran sus mentiras, nunca conseguiría nada.
Con frecuencia la preocupación de investigar ha hecho que se
extraviara la pintura, y que el artista se perdiera en elucubraciones mentales.
Quizá sea éste el defecto principal del arte moderno. El espíritu de
investigación ha envenenado a los que no comprendieron bien todos los elementos
positivos y decisivos del arte moderno y les hizo tratar de pintar lo invisible
y, por consiguiente, lo que no se puede pintar.
Hablan de naturalismo en oposición a la pintura moderna. Me gustaría
saber si alguien ha visto jamás una obra de arte natural. La naturaleza y el
arte, por ser cosas diferentes, nunca podrán ser lo mismo. Con el arte
expresamos nuestro concepto de lo que no es la naturaleza. Velázquez nos legó
su impresión de las gentes de su época. Eran, sin duda alguna, diferentes de
como las pintó, pero, no podemos concebir a Felipe IV de ningún otro modo que
como lo pintó Velázquez. Rubens hizo también un retrato del mismo rey y en el
cuadro de Rubens parece alguien totalmente distinto. Creemos en el de Velázquez
porque nos convence con su fuerza superior.
Desde los primeros pintores, los primitivos, cuyas obras difieren de
un modo evidente de la naturaleza, hasta artistas como David, Ingres y el mismo
Bouguereau, que creían pintar la naturaleza tal y como es, el arte ha sido
siempre arte y no naturaleza. Y desde el punto de vista del arte no hay formas
concretas y abstractas: sólo hay formas que son mentiras más o menos
convincentes. Es indiscutible que tales mentiras son necesarias para nuestra
mente, pues a través de ellas formamos nuestro punto de vista estético de la
vida.
El cubismo no es diferente de las demás escuelas de pintura. Los
mismos principios y los mismos elementos son comunes a todas ellas. No
significa nada el hecho de que durante largo tiempo haya sido incomprendido el
cubismo ni que hasta hoy haya quien no vea nada en él. Yo no leo inglés; un
libro inglés es para mí un libro en blanco, pero esto no significa que el
idioma inglés no exista, y ¿a quién puedo culpar sino a mí mismo por no comprender
algo de lo que nada entiendo? También oigo a menudo la palabra evolución. Con frecuencia me piden que
explique la evolución de mi pintura. Para mí no hay en el arte ni pasado ni
futuro. Si una obra de arte no puede vivir siempre en el presente no se la debe
tomar en consideración. El arte de
los griegos, el de los egipcios, el de los grandes pintores que vivieron en
otros tiempos, no es arte del pasado, quizá esté hoy más vivo que en ninguna
otra época. El arte no evoluciona por sí mismo; cambian las ideas y con ellas
su forma de expresión. Cuando oigo hablar de la evolución de un artista, me
parece que le consideran como si estuviera entre dos espejos paralelos que
reproducen su imagen un número infinito de veces, y que contemplan las imágenes sucesivas
de uno de los espejos como si fueran su pasado, y las del otro espejo como su
futuro, mientras que a su imagen real la ven como su presente, sin pensar que todas ellas son la misma imagen en
diferentes planos.
Variación no significa
evolución. Si un artista varía, su forma de expresión sólo quiere decir que ha
cambiado su modo de pensar y este cambio puede haber sido para mejorar o para
empeorar.
Las diversas maneras que he
utilizado en mi arte no se deben considerar como evolución o como escalones
hacia un ideal desconocido de la pintura.
Todo lo que he hecho en mi vida ha sido para el presente, y con la esperanza de
que siempre continúe en el presente. Nunca he pensado en el espíritu de
investigación. Cuando he encontrado algo que expresar lo he hecho sin pensar en
el pasado o en el futuro. No creo haber utilizado elementos fundamentalmente
distintos en mis diferentes modos de pintar.
Si los temas que he querido
expresar han sugerido maneras diferentes de expresión no he dudado nunca en
adoptarlas. Nunca he hecho pruebas ni experimentos, siempre que he tenido algo
que decir lo he dicho del modo que yo sentía más ajustado. Motivos diferentes
exigen diferentes métodos de expresión. Esto no significa ni evolución ni
progreso, sino una adaptación de la idea que se quiere expresar y de los medios
de expresión. No existen artes de transición. Hay en la historia cronológica
del arte periodos más positivos, más completos que otros. Esto quiere decir que
hay épocas en que hay mejores artistas que en otras. Si se pudiera representar
gráficamente la historia del arte como en una tabla de las que usan las
enfermeras para anotar los cambios de temperatura del enfermo, se vería el
mismo perfil montañoso, prueba de que en el arte no hay progreso ascendente,
sino alzas y bajas que pueden ocurrir en cualquier momento. Lo mismo sucede con
la obra del artista individual.
Muchos piensan que el cubismo es un arte de transición, un experimento
que traerá resultados posteriores, los que así lo creen no lo han comprendido.
El cubismo no es semilla ni feto, sino un arte que trata fundamentalmente de
las formas, y cuando se crea una forma, ésta adquiere vida propia. Una
sustancia mineral con forma geométrica, no toma esa forma con fines
transitorios sino que continuará siendo lo que es y conservará su propia forma.
Si aplicáramos al arte las leyes de la evolución y el transformismo tendríamos
que reconocer que todo arte es transitorio. El arte, por el contrario, no entra
en estos absolutismos filosóficos. Si el cubismo es un arte de transición estoy
convencido de que lo único que saldrá de él será otra forma de cubismo.
Para darle una interpretación más sencilla se ha relacionado al
cubismo con las matemáticas, la trigonometría, la química, el psicoanálisis, la
música y otras tantas cosas. Todo ello ha sido pura literatura, por no decir
sandeces, que trajo malos resultados y oscureció con teorías la visión de las
gentes.
El cubismo se ha mantenido dentro de los límites y limitaciones de la
pintura, sin que jamás pretendiera llegar más lejos. En el cubismo se practica
el dibujo, la composición y el color con el mismo espíritu y de la misma manera
que los comprenden y practican las demás escuelas. Puede que nuestros temas
sean diferentes, pues hemos introducido en la pintura objetos y formas
enteramente ignorados. Hemos abierto los ojos y la mente a lo que nos rodea.
Damos a la forma y al color todo su significado individual, en tanto
como podemos; tenemos en nuestros temas la alegría del descubrimiento, el gozo de lo inesperado; nuestro tema es, en
sí mismo, una fuente de interés. Pero, ¿para qué decir lo que hacemos si para
enterarse basta con querer verlo?
GUÍA DE PREGUNTAS
1. ¿Por qué no tiene sentido hablar de
investigación en pintura? 2. ¿Cómo se puede encontrar sin buscar? 3. ¿Cuál es
el objeto del arte? 4. ¿Por qué el arte es una mentira? 5. ¿En qué sentido el
arte nos hace ver la verdad? 6. ¿Por qué es imposible un arte natural? 7.
¿“Verdadero” y “convincente” son sinónimos para Picasso? 8. ¿Por qué sólo hay
arte en el presente? 9. ¿Por qué no hay progreso en el arte?
[1] Declaraciones
hechas a Marius de Zayas en 1923, aparecidas en mayo de ese mismo año en la
revista The Arts de Nueva York.